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Patios inclusivos

La inclusión no debe limitarse a las horas de clase, no debe quedar relegada a las cuatro paredes del aula. Así lo entienden cada vez más centros, acuñando el término de recreo inclusivo para hacer referencia a aquellos patios que se llenan de actividades y posibilidades para todos los alumnos por igual.

La diversidad funcional en los centros es una realidad que cada vez va adquiriendo más fuerza y que colabora en la implantación de valores como el respeto, la empatía o la tolerancia. De nada sirve tratar estos aspectos en el aula si fuera de ella se dejan de lado.


El recreo es un momento de encuentro en el que comunidad y educación se dan la mano, una oportunidad única de llevar a la práctica las competencias sociales y los valores defendidos, explicados o debatidos en clase.




Empieza por lo más evidente


El título de este epígrafe iba a ser Empieza por lo más sencillo, pero a veces no lo es tanto, ya que estamos hablando de la accesibilidad, en ese sentido, quizás debiéramos hablar de empezar por lo más urgente. Es básico que todos los espacios en nuestro centro, como debería suceder en el exterior del mismo, sean accesibles para los alumnos, independientemente de sus necesidades. Y no solo los recursos espaciales, sino también los materiales, tanto dentro del aula, como fuera. Recursos como columpios, sillas, ordenadores, lápices, fuentes o escaleras, por poner algunos ejemplos básicos, no deben ser privilegio de unos pocos.

Cuadrar presupuestos requerirá de un esfuerzo económico pero, además, un recreo inclusivo precisa de una gran dosis de voluntad, interés, formación y de mucha imaginación. El reciclaje puede jugar un papel muy importante y, sin duda, podría ser un buen proyecto en el que participasen de manera conjunta familias, centro y alumnos.



Mientras no se consiga la accesibilidad, el compañerismo entre los estudiantes es fundamental: debe fomentarse la solidaridad como valor imprescindible. Ayudemos a los que más lo necesitan.




Un mundo de posibilidades sin fronteras


Podemos crear muchos espacios interesantes y divertidos para convertir nuestros patios en recreos inclusivos, adaptando las actividades según las necesidades y gustos de nuestros alumnos:

Juegos de mesa (puzzles, cartas, parchís, oca, ajedrez, etc.).

Juegos tradicionales (la comba, la goma, la rayuela, piedra papel o tijera, la petanca etc.).

Espacios de lectura o para cuentacuentos (con invitados, los propios alumnos contando cuentos, los más mayores leyendo a los más pequeños, familias, profesores, etc.).

Espacios de dibujo y manualidades.

Espacios para cantar y bailar (karaoke, concurso con jurado, canciones con bailes, cantar en otros idiomas, inventar nuestras propias canciones o coreografías, etc.).

Zonas verdes (cuidado de las plantas, flores, árboles, huerto, etc.).

Deportes y actividades físicas (fútbol, baloncesto, bolos, pin-pon, diana, rocódromo, columpios, etc.).

Espacios para adivinanzas y chistes: el club de la comedia.

Espacios para concursos: de preguntas y respuestas, de mímica, etc.



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